
En la celiquía clásica, diagnosticada en la infancia entre el primer y tercer año de vida y en el adulto entre la tercera y cuarta década, predominan los trastornos gastrointestinales, mala absorción y diarrea, pérdida de peso, hipocalcemia, carencia de hierro y deficiencias vitamínicas, especialmente ácido fólico, vitamina B12 y D. Sin embargo, existen otras formas más sutiles que se observan en etapas posteriores a la infancia y que ocasionan infertilidad, abortos repetidos y nacimientos de niños de bajo peso, entre otras consecuencias. "En nuestra experiencia, muchas mujeres llegan a la consulta sin haber sido diagnosticadas como celíacas y al realizar los estudios necesarios para establecer las causas de infertilidad nos encontramos en muchas ocasiones con este problema", afirmó Neuspiller.